Apartado de una de los mejores blogs de informacion científica
Spray de oxitocina para enamorar
Poco a poco la oxitocina se está asentando como “la hormona del amor”.
Varios estudios han demostrado su influencia en el apego de las madres hacia sus hijos, en la solidez de las relaciones de pareja y en la confianza que nos generan otras personas. Hasta tal punto, que quizás algún día nos rociaremos con oxitocina para conseguir establecer vínculos más fuertes en nuestras relaciones sociales.
¿¿algún día??... ¡Pues si ya se puede comprar por Internet!
Os presento el maravilloso… Liquid Trust! (confianza líquida) Un spray creado por la compañía estadounidense VeroLab con el que tus clientes o amistades te percibirán como en una persona mucho más de fiar!
Traduzco del apartado de instrucciones de su web:
“Construye relaciones instantáneamente en sólo tres simples pasos:
1- Aplícate Liquid Trust mientras te vistes antes de una reunión importante, o de salir por la noche a conocer gente
2- Todo aquel con quien te encuentres detectará de inmediato y de manera inconsciente la oxitocina humana que llevas encima
3- Sin saber porqué, los que te rodean sentirán una fuerte confianza hacia ti. No se puede explicar, pero tu sabrás que Liquid Trust está haciendo su magia!”
Impresionante…
ah! Y también podéis comprar la nueva fórmula enriquecida con feromonas para -textualmente - “conseguir mujeres que estaban fuera de tu alcance” (chicas, no parece haber versión para vosotras…)
Ok, ok, me lo estoy tomando un poco a cachondeo… y la idea detrás del producto sí tiene una base científica respaldada por investigaciones serias. Demos un repaso rápido a los principales estudios que han convertido a la oxitocina en la hormona del amor y la confianza.
Todo empezó hace unos veinticinco años cuando un grupo de científicos se encaprichó en averiguar porqué unas ratitas de campo determinadas llevaban una vida enteramente monógama (algo muy extraño entre los mamíferos), y en cambio otra especie otra especie muy parecida a ellas no formaban ningún tipo de apareamiento permanente.
Los investigadores ya sabían que la oxitocina se segregaba durante el parto y estaba muy relacionada con el apego que sentían las madres hacia sus hijos. Y también sabían que se liberaban grandes cantidades durante las relaciones sexuales, especialmente en el momento del orgasmo. Ligando estos dos conceptos pensaron que la oxitocina podría estar relacionada con la unión monógama entre las parejas de ratoncillos.
Para confirmarlo hicieron dos experimentos: primero inyectaron oxitocina en los cerebros de los ratones promiscuos, y observaron que empezaban a formar enlaces estables. Luego bloquearon el efecto químico de la oxitocina en los ratones monógamos, y éstos dejaron de ser fieles a sus parejas.
Posteriormente se descubrió que una hormona muy parecida a la oxitocina, la vasopresina, estaba íntimamente relacionada con la conducta fiel de los ratones machos. En los monógamos el gen que codificaba los receptores de vasopresina se expresaba mucho más, y en una zona específica del cerebro en la que los polígamos no tenían tales receptores. Estimulando la expresión del gen AVPR1A, los científicos consiguieron que los machos promiscuos se comportaran como sus primos fieles.
Los humanos también tenemos este AVPR1A, pero hay dos variedades distribuidas por la población, una más activa y otra menos. El año pasado un grupo de investigadores suecos dijo que los hombres con la versión menos activa del gen tenían el doble de posibilidades de ser solteros, y de sufrir más crisis matrimoniales en caso de casarse.
(pregunta: ¿os lo creéis?)
Pero un poco antes de todo esto se empezó a pensar que si la oxitocina estaba relacionada con el apego de madres a hijos y entre las parejas, quizás también tenía un efecto en el resto de relaciones sociales. Varios estudios demostraron que sí, que los índices de oxitocina estaban relacionados con la confianza que nos genera otra persona. Quizás el experimento más famoso fue el que publicaron unos investigadores suizos en 2004 donde vieron que la administración intranasal de oxitocina hacía que confiaras más en los desconocidos: A los participantes en el estudio les pedían que invirtieran dinero en el proyecto de un desconocido, y vieron que daban un 17% más a los que habían sido rociados con oxitocina que a los rociados con un análogo neutro.
Este estudio y otros que parecen confirmarlo son la base del spray con que hemos abierto el post. Qué será lo siguiente…
Spray de oxitocina para enamorar
Poco a poco la oxitocina se está asentando como “la hormona del amor”.
Varios estudios han demostrado su influencia en el apego de las madres hacia sus hijos, en la solidez de las relaciones de pareja y en la confianza que nos generan otras personas. Hasta tal punto, que quizás algún día nos rociaremos con oxitocina para conseguir establecer vínculos más fuertes en nuestras relaciones sociales.
¿¿algún día??... ¡Pues si ya se puede comprar por Internet!
Os presento el maravilloso… Liquid Trust! (confianza líquida) Un spray creado por la compañía estadounidense VeroLab con el que tus clientes o amistades te percibirán como en una persona mucho más de fiar!
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1- Aplícate Liquid Trust mientras te vistes antes de una reunión importante, o de salir por la noche a conocer gente
2- Todo aquel con quien te encuentres detectará de inmediato y de manera inconsciente la oxitocina humana que llevas encima
3- Sin saber porqué, los que te rodean sentirán una fuerte confianza hacia ti. No se puede explicar, pero tu sabrás que Liquid Trust está haciendo su magia!”
Impresionante…
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Ok, ok, me lo estoy tomando un poco a cachondeo… y la idea detrás del producto sí tiene una base científica respaldada por investigaciones serias. Demos un repaso rápido a los principales estudios que han convertido a la oxitocina en la hormona del amor y la confianza.
Todo empezó hace unos veinticinco años cuando un grupo de científicos se encaprichó en averiguar porqué unas ratitas de campo determinadas llevaban una vida enteramente monógama (algo muy extraño entre los mamíferos), y en cambio otra especie otra especie muy parecida a ellas no formaban ningún tipo de apareamiento permanente.
Los investigadores ya sabían que la oxitocina se segregaba durante el parto y estaba muy relacionada con el apego que sentían las madres hacia sus hijos. Y también sabían que se liberaban grandes cantidades durante las relaciones sexuales, especialmente en el momento del orgasmo. Ligando estos dos conceptos pensaron que la oxitocina podría estar relacionada con la unión monógama entre las parejas de ratoncillos.
Para confirmarlo hicieron dos experimentos: primero inyectaron oxitocina en los cerebros de los ratones promiscuos, y observaron que empezaban a formar enlaces estables. Luego bloquearon el efecto químico de la oxitocina en los ratones monógamos, y éstos dejaron de ser fieles a sus parejas.
Posteriormente se descubrió que una hormona muy parecida a la oxitocina, la vasopresina, estaba íntimamente relacionada con la conducta fiel de los ratones machos. En los monógamos el gen que codificaba los receptores de vasopresina se expresaba mucho más, y en una zona específica del cerebro en la que los polígamos no tenían tales receptores. Estimulando la expresión del gen AVPR1A, los científicos consiguieron que los machos promiscuos se comportaran como sus primos fieles.
Los humanos también tenemos este AVPR1A, pero hay dos variedades distribuidas por la población, una más activa y otra menos. El año pasado un grupo de investigadores suecos dijo que los hombres con la versión menos activa del gen tenían el doble de posibilidades de ser solteros, y de sufrir más crisis matrimoniales en caso de casarse.
(pregunta: ¿os lo creéis?)
Pero un poco antes de todo esto se empezó a pensar que si la oxitocina estaba relacionada con el apego de madres a hijos y entre las parejas, quizás también tenía un efecto en el resto de relaciones sociales. Varios estudios demostraron que sí, que los índices de oxitocina estaban relacionados con la confianza que nos genera otra persona. Quizás el experimento más famoso fue el que publicaron unos investigadores suizos en 2004 donde vieron que la administración intranasal de oxitocina hacía que confiaras más en los desconocidos: A los participantes en el estudio les pedían que invirtieran dinero en el proyecto de un desconocido, y vieron que daban un 17% más a los que habían sido rociados con oxitocina que a los rociados con un análogo neutro.
Este estudio y otros que parecen confirmarlo son la base del spray con que hemos abierto el post. Qué será lo siguiente…
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